El turismo rural mexicano, otra opción más para vacacionar.
Cuando escuchamos algo sobre turismo, frecuentemente
pensamos en la playa, hoteles y vacaciones, sin embargo, ahora que volvemos de
ellas me doy cuenta de que México tiene también otro tipo de turismo del que no se
habla tanto, el turismo rural de las comunidades indígenas. Yo frecuento una
población muy pequeña en la Costa de Aquila que se llama La Ticla, famosa por
sus olas para surfear y su calidez. Personalmente, cuando yo salgo de vacaciones
me gusta alejarme de las aglomeraciones para disfrutar el mar tranquilamente,
pero también aprovecho para comer rico y tomar algunas fotos de las olas
hermosas que hay en esta temporada.
El turismo rural es una modalidad del ecoturismo, implica visitar las pequeñas comunidades que casi siempre están en contacto cercano con la naturaleza, disfrutar su comida y espacios, así como convivir con su gente y su mirada tan particular de ver las cosas, por ejemplo, una ballena o delfines en el horizonte, la gran cantidad de aves que llegan al río, las olas que surfean los valientes, la convivencia con otros idiomas que se escuchan por todos lados, en fin, la diversidad cultural y natural ya conocida de México.
Este tipo de turismo también tiene la fortuna de promover la economía local, desde la señora que hace pescadillas deliciosas, hasta el restaurante que, aunque tarde mucho en su servicio, sabes que todo está hecho al momento; el señor de las hamacas, el de los cocos, el que te renta su palapa para acampar, en fin, todos aquellos con los que, al final de las vacaciones, ya los sientes como parte de tu comunidad de amigos. El turismo rural es así, fraternal con las emociones y la solidaridad entre la gente y los seres vivos con los que se convive.
Aquí les dejo algunas fotos para que puedan recrear un poco mi propia experiencia de vacaciones en La Ticla, Michoacán.
El turismo rural es una modalidad del ecoturismo, implica visitar las pequeñas comunidades que casi siempre están en contacto cercano con la naturaleza, disfrutar su comida y espacios, así como convivir con su gente y su mirada tan particular de ver las cosas, por ejemplo, una ballena o delfines en el horizonte, la gran cantidad de aves que llegan al río, las olas que surfean los valientes, la convivencia con otros idiomas que se escuchan por todos lados, en fin, la diversidad cultural y natural ya conocida de México.
Este tipo de turismo también tiene la fortuna de promover la economía local, desde la señora que hace pescadillas deliciosas, hasta el restaurante que, aunque tarde mucho en su servicio, sabes que todo está hecho al momento; el señor de las hamacas, el de los cocos, el que te renta su palapa para acampar, en fin, todos aquellos con los que, al final de las vacaciones, ya los sientes como parte de tu comunidad de amigos. El turismo rural es así, fraternal con las emociones y la solidaridad entre la gente y los seres vivos con los que se convive.
Aquí les dejo algunas fotos para que puedan recrear un poco mi propia experiencia de vacaciones en La Ticla, Michoacán.
Comentarios
Publicar un comentario
Te agradezco a continuación tus comentarios: