El agua también es parte de las energías renovables

Como para muchas otras cosas el agua es indispensable también para la obtención de energía. De la misma forma que con los molinos de viento, en la antigüedad los romanos y los musulmanes utilizaron molinos de agua para sustituir la fuerza humana o animal, pero básicamente fue con el invento de la electricidad cuando la aplicación del agua como fuente de energía fue aprovechada. Se podría decir que las centrales hidroeléctricas son el origen de la industria eléctrica a nivel mundial, pues se empezaron a producir vatios gracias a la fuerza y al ciclo natural del agua, el cual es originado por el sol.
El proceso, a grandes rasgos, inicia cuando el sol calienta el agua del mar provocando su evaporación, ésta sube y se condensa en las nubes para caer en forma de lluvia o nieve; una parte cae de nuevo en el mar y otra se desplaza hacia la superficie terrestre, ésta es la que se aprovecha para la energía hidráulica, pues forma ríos que desembocan de nuevo en el mar.
A pesar de la simplicidad en el proceso natural del ciclo del agua, la imagen que se ha creado de las centrales hidroeléctricas no coincide con el resto de las energías renovables vistas hasta ahora, pues como la mayor parte de las actividades productivas, la energía hidroeléctrica genera ciertos impactos ambientales y sociales sobre todo en su etapa de construcción.

Funcionamiento básico de las centrales hidroeléctricas
En las centrales hidroeléctricas se colocan generadores que aprovechan la presión con la que viaja el agua, convirtiendo el movimiento de las aspas de sus turbinas en electricidad, para luego dejarla ir por los canales de descarga (esto es exactamente igual que con los aerogeneradores en la energía eólica, pero en esta ocasión la fuerza mecánica la produce el agua y no el viento).
Las centrales que requieren de un gran almacenamiento de agua en la parte superior se llaman centrales de embalse o presas. En ellas se controla la cantidad de agua que debe bajar y proporcionar electricidad. Aunque hay otro tipo de centrales que basan su funcionamiento en la caída natural del agua, siempre y cuando esta caída sea constante durante todo el año, se les llama centrales de pasada y quizá la más famosa sea la que se encuentra en las Cataratas del Niágara.
Hay dos formas de aprovechar los cauces de los ríos para generar electricidad:
 La energía que se produce con la fuerza de la gravedad al caer el agua de una altura de 300 m puede superar los 3,000 J/Kg, a esto se le llama salto geodésico; y,
 La energía que se genera por la velocidad natural que lleva un río (mucho menos que la anterior, llegando solamente a los 5m/s).


Salto geodésico en la central hidroeléctrica en las cataratas del Niágara, Canadá.
Energía hidráulica y medio ambiente
Hoy en día es posible aprovechar hasta los más pequeños ríos para la generación de energía, de hecho la micro hidráulica tiene incluso mejores rendimientos en cuanto a energías renovables se refiere, basta con tener un caudal de dos litros por segundo bajando a una cierta altura y una máquina que pueda transformar dicha fuerza en electricidad. Actualmente se tiene contemplado el aprovechamiento del potencial energético que tiene el oleaje del mar en las llamadas centrales undimotrices.
A pesar de las ganancias, el impacto ambiental es también mayor, sobre todo en lo relacionado con la construcción, aunque ello también depende del tamaño del proyecto y de las medidas de restauración contempladas en las etapas de planeación.
Tanto en lo que se refiere a energía eólica como hidráulica, México cuenta con recursos naturales incluso superiores a los países líderes europeos. Se tiene la capacidad potencial y recursos suficientes para aprovechar las centrales hidroeléctricas. Un ejemplo reciente es la Central hidroeléctrica “el cajón” en Nayarit, que genera el 2% de la energía eléctrica total que se produce en el país.

Etapa de construcción de la central hidroeléctrica “el cajón” en Nayarit, México.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, 2008), en cuestión de energías renovables es necesario pasar de la teoría a la práctica y se proponen, entre otros, los siguientes objetivos:
• Poner en práctica soluciones limpias y renovables, así como descentralizar los sistemas energéticos.
• Respetar los límites naturales y la capacidad de carga y recuperación que tiene la naturaleza.
• Abandonar la energía insostenible.
• Incrementar la equidad y la justicia social.
• Disminuir el uso de los combustibles fósiles (no sólo como combustibles, sino en todas las formas en las que actualmente dependemos de ellos).
Se debe utilizar la energía de una manera mucho más eficiente, y realizar cuanto antes la transición hacia la energía renovable con el fin de lograr un crecimiento limpio y sostenible.